Todo es culpa de la trigonometría, comenta Leonardo. Esa clase insoportable era un arrullo, mi cuerpo se relajó sobre el pupitre, involuntariamente respiré más profundo de lo normal, mi boca se abrió y todo el aire se esfumó.
El problema fue cuando Julieta me vio, se volvió una acción colectiva inclemente que no se detuvo,
se propagó de cuerpo en cuerpo, sin posibilidad de inmunidad.